lunes, 24 de octubre de 2011

Pandemia

Estoy experimentando con BUBOK, una moderna editora online, siguiendo la estela de otros autores contemporáneos, conocidos y desconocidos. Creo que es una plataforma muy interesante para dar salida, a través de la Red, a según qué tipo de textos. Vende libros en formato ebook o en papel. Los tiempos cambian, sin duda alguna, y hay que adaptarse a ellos (aunque para algunos de mis trabajos siga prefiriendo la edición tradicional, y luche por ella, que considero asegura una mayor calidad y mejor promoción).
Pero muy pocos se atreven a comprar un libro, si no conocen al autor y parte de su obra. Es por ello que, antes de publicar algo más contundente, decidí subir un par de relatos para su descarga de forma "gratuíta" y una novela corta para su venta en formato clásico y ebook a un precio muy accesible. 
Les invito a leer cualquiera de las tres propuestas y, si están dispuestos, opinar sobre lo que acabo de contarles.
Nelo

sábado, 8 de octubre de 2011

La habitación oscura

Todos conocemos la noticia del reciente asesinato, en una iglesia, de una mujer embarazada; también que fue perpetrado por un iluminado que se creía perseguido por el demonio. Los servicios sanitarios practicaron una cesárea de urgencia a la mujer, logrando salvar a su bebé, en parada cardiorrespiratoria. Pero el bebé murió a los pocos días. 
¿Sabían que se recomienda no reanimar a una víctima cuando lleva más de diez minutos en parada cardiaca, salvo que esta sea debida a una hipotermia o intoxicación por medicamentos?... Y es que el daño cerebral (daños neurológicos en el caso que nos ocupa, debido a la falta de riego sanguíneo), con ese tiempo, ya es grave e irreversible. Reanimando su corazón, estamos condenando a esa persona, y quizá también sus familiares más cercanos, a toda una vida de esclavitud en unas condiciones probablemente muy poco dignas para cualquier ser humano.

El pasado jueves, justamente, mientras esperaba mi turno de visita en el hospital donde me operaron de la pierna, a raíz de un grave accidente que sufrí hace unos meses, me contaba un paciente su experiencia con un familiar que vivió de cerca un caso similar: su cuñado entró con su hijita muerta en Urgencias, porque le habían suministrado por error un medicamento que no toleraba su cuerpo, y este le provocó una parada y como consecuencia la muerte, cuando a un médico residente “que pasaba por allí” se le ocurrió pinchar con una aguja el corazón de la niña, práctica médica tolerada en estos casos. Para sorpresa de todos, la niña comenzó a respirar, y su corazón a latir, pero los daños de su cerebro ya eran muy graves, e irreversibles. La niña murió pocos años más tarde, viviendo ese tiempo regalado en estado prácticamente vegetal, como en una habitación oscura, sin puertas ni ventanas, salvo por alguna mueca de vez en cuando que, más que esperanzar, desesperaba a sus padres, causándoles un indescriptible dolor.

Mi interlocutor me confesó, con cierto tono de culpabilidad, que a partir de entonces aquellos padres comenzaron a vivir, aunque cada uno por su cuenta pues ya no soportaban estar juntos. Gracias a Dios que al fin se la llevó, suspira apenado. Sale mi número en pantalla. Me despido estrechando su mano, deseando que jamás tenga que verme en una situación similar con una de mis hijas.

Disfrutemos de las pequeñas cosas. Y no juguemos a ser dioses. Porque los dioses, como los superhéroes de los cómics, en nuestra realidad no existen.
Nelo